sábado, 30 de mayo de 2015

Ideología y represión como servicios del Estado



   Estado es un concepto amplio que no puede reducirse ni al gobierno, ni al sistema político, ni a los habitantes de un país. Podríamos definirlo desde una perspectiva marxista, y concluir en que se trata del aparato utilizado por la burguesía para controlar monopólicamente la coerción física sobre las personas, manteniendo el orden social y permitiendo así la gesta de condiciones óptimas para el desarrollo de la reproducción de los medios de producción. Sin embargo, toda definición resulta ser reductora y limitada en el momento de ser aplicada en el plano real, aunque nos brinde una aproximación al entendimiento del complejo universo estatal.
   El Estado está conformado por todos los habitantes de un país bajo la estructura de un estado-nación (puede haber más de una nación en un solo estado, así como varios estados pueden abarcar a una sola nación). Se encuentra dividido por instituciones, y cada una de ellas alberga a profesionales, trabajadores, posee una estructura interna, técnica, reglamento y valores propios. Construye y profesa una ideología. Es el máximo responsable de las situaciones por las que atraviesan las poblaciones, posee un pasado (causas de su creación, e historia particular), un presente, compuesto por las características actuales y un futuro, vacío aún, que navega por la incertidumbre que provoca el desconocimiento de las consecuencias de los hechos que se aproximan.

   De las características actuales, que son fruto de la reproducción histórica y contradicciones de las relaciones sociales y de opresión, se destaca la presencia de dos grupos de instituciones que existen para y por la existencia misma del Estado. Responden al poder hegemónico centralizado que se desarrolla en el sistema sociopolítico de cualquier país organizado del mundo, y han sido objeto de fuerte cuestionamiento acerca de su naturaleza durante los últimos siglos transcurridos.



Estructura ideológica y represiva del Estado




   Los Aparatos Ideológicos del Estado -AIE- y el Aparato Represivo del Estado -ARE- (términos utilizados en la obra “Ideología y aparatos ideológicos de estado” de 1969 por el filósofo francés Louis Althusser), constituyen dos mundos paralelos que se entrecruzan permanentemente por necesidades recíprocas de supervivencia del sistema capitalista, y que culminan con la negación de toda tesis emancipadora que puede pensar un grupo social disconforme con la realidad actual y reduciendo sus intentos de lucha mediante la acción directa. Un Statu Quo solvente, sin cuestionamientos que peligren la integridad para su porvenir y con legitimidad, forzada si es necesaria, se establecen como los objetivos fundamentales para la eficiencia de estas estructuras del poder coercitivo.
   Los Aparatos Ideológicos del Estado son estructuras especializadas, que cuentan con una organización interna jerarquizada en la mayoría de los casos, o en su defecto, van en camino a consolidarla; que tienen como fin enseñar, propagandizar, distribuir y ejercer la ideología dominante (propiedad de los poseedores del poder político y económico, representados y garantizados institucionalmente bajo el control del Estado) sobre el resto de la población del país, a través de sus reconocidas instituciones. Ningún individuo evitará la persuasión de este aparato, ya que desde la infancia se recibe un bombardeo cultural e ideológico proveniente, que no cesará hasta el ocaso de la ancianidad, llegando a ésta tras una vida detrás arraigada por los valores culturales aprendidos del poder. En caso de tratar mínimamente de evadirlo, será automáticamente sancionado, expulsado de la organización a la que perteneciera o reprimido y condenado, generalmente en última instancia, por el brazo armado estatal, el Aparato Represivo del Estado.

   La red de instituciones que se encarga de difundir la ideología dominante, de formar personas sumisas y dependientes de una dirigencia opresora en todas las escalas sociopolíticas (desde un padre de familia autoritario, un sacerdote líder incuestionable de una misa, o un maestro líder de opinión), y con falta de crítica o voz para rebelarse, posee una división por áreas. AIE religioso (sector eclesiástico que agrupa las distintas religiones, aunque primordialmente la cual es afín al sistema político; a sus edificios, autoridades, representantes y también a sus trabajadores). AIE escolar (en sus distintos niveles, desde el inicial hasta las universidades y terciarios; es el vital para el libre desarrollo del sistema capitalista en la actualidad, ya que tiene a su disposición las herramientas para forjar hacia la nulidad el pensamiento crítico en los jóvenes y enseñar explícitamente los ideales de quienes gobiernan, procurando defender sus intereses). AIE político (lo forma el sistema político, con todos sus partidos políticos, el parlamentarismo y quienes intervienen como militancia o simpatía hacia los grupos con intención de acceder al poder). AIE familiar (es la primera estructura, de tipo paternalista, que fortalece a la ideología dominante, mediante la reproducción de la situación opresora de hombres sobre mujeres e hijos en la primera unidad social, el hogar). AIE de información y cultural (constituidos por la prensa, los medios de comunicación, las artes, la literatura y los deportes, respectivamente; su influencia sobre las mayorías poblacionales aumentan con el devenir de la historia, producto del desarrollo tecnológico y la aprehensión cultural que llevan al cabo sobre las conciencias individuales).

   La ideología hegemónica se presenta mayoritariamente con una gran consistencia, cuenta con una capacidad facultativa de manipulación e interviene condicionando la libertad de expresión y acción de las que deberían gozar todas las personas.






   El Aparato Represivo del Estado se diferencia de los AIE por su facultad legítima de emprender represiones y de utilizar la coerción física sobre quienes violan las reglas constituidas en el marco legal dentro de una sociedad. Si bien practica adiestramiento ideológico sobre las personas, no lo hace en un grado comparable con el de los Aparatos Ideológicos del Estado. Es la representación explícita del poder de opresión del que disponen los gobernantes, terratenientes, el alto clero y grandes empresarios, y su función se basa en el castigo corporal, psíquico, moral y social al individuo que intente desestabilizar el orden ideológico interno.
   El ARE está compuesto por las fuerzas armadas del Orden (policías y gendarmería), las leyes (también incluidas en el AIE jurídico), las formas de dominación, las sentencias y todas las unidades de detención y degradación del individuo, como las penitenciarías y juzgados de menores. Es la violencia la que le da sentido a la reproducción de los actos del Aparato Represivo del Estado.

   Todo Estado del mundo debe contemplar la necesidad existencial de la formación estratégica y básica de estos dos sistemas de administración y dominación de la población. Necesariamente existirán por la existencia del Estado. Éste sobrevive gracias al aprendizaje social de su ideología y a la represión ejercida sobre los críticos que afecten la pasividad de las mentes sumisas. No entran a consideración aquí los terrenos de la legitimidad o legalidad; porque no es oportuno ni válido para los oprimidos determinarlos desde las herramientas que tenemos a nuestra disposición, que son las brindadas por los Aparatos Ideológicos del Estado.

La policía posee la facultad legal de reprimir a la población.