Bajo el lema y la práctica de "la explotación del hombre por el hombre", funciona el actual sistema capitalista. El mismo posee la capacidad de producir suficientes bienes y servicios para satisfacer las necesidades básicas, económicas y de alimentación de todos los habitantes del planeta.
Pese a ello, existe una desigual distribución de la riqueza mundial, lo que genera pobreza, y con ella, hambre, desnutrición y muerte.
Distribución de la riqueza mundial
Uno podría deducir
que hemos evolucionado en la práctica de una distribución más justa de la
riqueza si comparamos la situación actual, con la de 250 años atrás, cuando
todavía no se había desarrollado el sistema capitalista como modelo de generación
de riquezas y de explotación de los trabajadores; pero las estadísticas
difieren de la creencia popular, el deseo y el optimismo de los verdaderos gobernantes del
mundo.
La inequitativa
distribución del capital viene procesando un aumento constante e inédito. Según
la organización caritativa contra la pobreza Oxfam, el 1% más rico aumentó su
riqueza de un 44 % en el 2009 a 48 % en el 2014. Y tal como se mantiene el
panorama, superaría el 50% del total mundial para este año.
Uno de los motivos del
aumento en las posesiones del grupo más poderoso, que nuclea a dueños de
corporaciones multinacionales, empresarios petroleros, políticos y artistas
multimillonarios, es la extracción que las multinacionales
realizan de las naciones más pobres por alrededor de US$ 900.000.000.000 anuales
basados en la especulación y la manipulación de los precios del comercio
internacional.
Paralelamente, otro buen flujo de capitales proviene de
contratos empresariales supervalorados, y pagos de deudas de préstamos por un
total de US$ 600.000.000.000 anuales, barbaridades hechas posibles gracias a la
corrupción política que se ejerce habitualmente en estos estados en desarrollo.
Otro ingreso del total de los multimillonarios, que va en ascenso e importancia, se produce por la
comercialización de la imagen, propaganda y marketing. En este último grupo se
destacan los ingresos de los artistas más famosos, que poseen
cuentas bancarias cada día más extraordinarias. Jerry Seinfeld, Paul McCartney, Bono, Jimmy Buffet, Justin Bieber, Madonna, Damien Hirst, Jennifer Lawrence y Bruno Mars, entre otros, se destacan en este grupo.
En cualquier región del Globo, los artistas más ricos sólo se contratan por dólares. |
Los miembros del 1%
más rico del mundo cuentan con una riqueza individual promedio de US$ 2.700.000.
Paradójicamente, existe una distribución “inequitativa” en el destino de esos
capitales, ya que el 30% se encuentra en manos de ciudadanos estadounidenses.
Entre los
multimillonarios más famosos figuran el presidente norteamericano Barack Obama,
la directora del FMI Christine Lagarde, el expresidente chileno Sebastián
Piñera, el empresario mexicano Carlos Slim,
el creador de Microsoft Bill Gates y la familia Walton, dueña de
Wal-Mart.
En 2014 los 80
individuos más ricos del mundo acumulaban la misma riqueza que el 50% de la
población mundial, que representa cerca de 3.500 millones de personas. Dicha
concentración fue aún mayor que la efectuada durante 2013. Entonces, alrededor
de la mitad de la riqueza mundial se hallaba en manos de 85 de las personas más
acaudaladas del planeta.
En la actualidad, un empresario exitoso puede poseer más riqueza que un país entero. |
De la vereda de enfrente, el 99%
Es común que sea de conocimiento popular el hecho de que magnates manejen fundaciones a su nombre, por las cuales realizan donaciones a las poblaciones más pobres del mundo. Del mismo modo, las naciones desarrolladas más poderosas también ofrecen ayuda económica y humanitaria mediante organismos transnacionales como la Unión Europea o la Organización de las Naciones Unidas. Aproximadamente US$ 130.000.000.000 por año aportan a las economías subdesarrolladas por este medio.
No obstante, no debemos olvidar que son las corporaciones multinacionales residentes en aquellas superpotencias las que realizan sus negociados e inversiones, generando ganancias diarias de miles de millones de dólares, que para nada favorecen a los trabajadores de los países pobres. Además de la explotación capitalista que reciben, se extraen indiscriminadamente sus valiosos recursos naturales.
A los grandes empresarios les conviene que el sistema se mantenga de esta manera. Ellos, con su riqueza pueden solventar todo lo necesario para dominar a naciones enteras. A menudo realizan reuniones, a veces secretas, a veces públicas y con alcance global, donde discuten las mejores estrategias para generar mayores ganancias recortando el gasto empresarial.
Como el sistema capitalista es irregular, cae en crisis permanentemente, y las depresiones económicas traen consecuencias lamentables para los pobres. Reducción de personal en fábricas, despidos, suspensiones, reducción del salario real, inflación de precios o depreciación de las monedas nacionales, entre otros problemas, que caen directamente sobre las espaldas de los trabajadores. Los más afectados por estos males son los niños, que pertenecen a la nueva generación que crece en un desorden económico, nunca antes visto por la Humanidad.
Asimismo, en crisis económicas, se amplía la brecha entre el poder adquisitivo de los más pudientes para con los de menores ingresos.
Una de cada nueve personas del mundo no tiene suficiente dinero para comer al menos una vez al día, mientras que 1000 millones de personas tienen que sobrevivir con menos de 1,25 dólares al día.
La Humanidad avanza diariamente en áreas científicas, invierte millones de dólares en tecnología y astronomía, mientras acá en el mundo, las diferencias económicas son abismales entre la aristocracia internacional y las mayorías trabajadoras, quienes son los generadores de las riquezas.
Por todo ello, es que se necesita una distribución de la riqueza urgente, que sea equitativa y llevada al cabo por los mismos pueblos, libres de explotación e imperialismos.
La Humanidad avanza diariamente en áreas científicas, invierte millones de dólares en tecnología y astronomía, mientras acá en el mundo, las diferencias económicas son abismales entre la aristocracia internacional y las mayorías trabajadoras, quienes son los generadores de las riquezas.
Por todo ello, es que se necesita una distribución de la riqueza urgente, que sea equitativa y llevada al cabo por los mismos pueblos, libres de explotación e imperialismos.
Fuentes: www.oxfam.com, credit suisse global wealth databook 2013 y 2014, www.forbes.com.