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domingo, 23 de octubre de 2016

Carta a los anarquistas españoles




29 de Abril de 1931




Queridos compañeros Carbó y Pestaña:



Trasmitid a nuestros amigos y compañeros españoles y, a través de ellos, a todos los trabajadores, mis ánimos para que no desfallezcan en el proceso revolucionario iniciado, así como para que se apresuren a unirse en torno a un programa práctico, trazado en un sentido libertario. Se debe evitar a toda costa la ralentización de la acción revolucionaria de las masas. Por el contrario, debemos esforzarnos por ayudarlas a presionar (mediante la fuerza si fuera preciso) al actual gobierno republicano, que está obstaculizando y desviando la revolución con sus absurdos decretos, para que desista de tales esfuerzos dañinos.

El proletariado español (obreros, campesinos y trabajadores intelectuales) debe unirse y desplegar la mayor energía revolucionaria para dar lugar a una situación en la que la burguesía no tenga oportunidad para oponerse a la conquista de la tierra, las fábricas y de las libertades completas; situación que cada vez sería más amplia e irreversible. Es crucial aplicar todas las energías para garantizar que los trabajadores españoles entiendan y tengan en cuenta que si permanecieran inactivos y limitándose únicamente a aprobar resoluciones sin ningún buen resultado, estarían haciéndole el juego a los enemigos de la revolución, dejándoles ir a la ofensiva, dándoles tiempo y, como corolario, dejándoles sofocar la revolución en marcha.

A tal fin, se hace necesaria la agrupación de las fuerzas anarquistas, especialmente con la fundación de un gran Sindicato del Campo que debería federarse en la Confederación Nacional del Trabajo y dentro del cual los anarquistas deberían trabajar denodadamente. Es también de vital importancia que ayuden a los trabajadores a instaurar, en su momento, órganos de autogestión económica y social, así como fuerzas armadas para la defensa de las conquistas sociales revolucionarias que inevitablemente serán impuestas una vez que se hayan hecho con el control de la situación y roto con las cadenas de su esclavitud. Sólo de este modo y mediante tales métodos de acción social las masas revolucionarias serán capaces de golpear mientras el hierro está caliente contra todo intento de un nuevo sistema de explotación por descarrilar la revolución en curso.

A mi parecer, la federación anarquista y la Confederación Nacional del Trabajo deben considerar esta cuestión seriamente. A tal fin, deben formar grupos de acción en cada localidad. Del mismo modo, no deben temer a asumir en sus manos la dirección estratégica, organizativa y teórica del movimiento popular. Obviamente deben evitar unirse con los partidos políticos en general y con los bolcheviques en particular, ya que imagino que los bolcheviques españoles serán buenos imitadores de sus colegas rusos. Seguirán los pasos del jesuita Lenin o incluso los de Stalin, no dudando en establecer su monopolio sobre todos los resortes de la revolución, de cara a establecer el poder de su partido sobre el territorio, los efectos de lo cual nos son familiares por el vergonzoso ejemplo de Rusia: el silenciamiento de todas las tendencias revolucionarias y el fin de la independencia de las organizaciones de los trabajadores. Ya que se ven a ellos mismos como dueños absolutos del poder y en posición de controlar todas las libertades y derechos de la revolución. De modo que inevitablemente traicionarán tanto a sus aliados como a la propia causa revolucionaria.

La causa de la revolución española es la causa de todos los trabajadores del mundo y en esta tarea es imposible trabajar conjuntamente con el partido que, en nombre de su dictadura, no tendría ningún reparo en burlar al pueblo y concentrar en sus manos todos los resortes revolucionarios, para emerger como los peores déspotas y enemigos de la libertad y las conquistas del pueblo.

Que la experiencia de Rusia sea un aviso para vosotros. ¡Ojalá que la desgracia del bolchevismo ruso nunca arraigue en el suelo revolucionario de España!


¡Larga vida a la unión de los obreros, campesinos y trabajadores intelectuales de toda España!


¡Larga vida a la revolución española, que se dirige hacia un nuevo mundo de cada vez mayores conquistas emancipadoras bajo la bandera del anarquismo!


Con mis mejores deseos fraternales.



Nestor Makhnó




(*) Carta publicada en Probuzhdeniye, N°23-27, Junio-Octubre de 1932, pp. 77-78.

jueves, 21 de julio de 2016

Discurso de Buenaventura Durruti en Noviembre de 1936




Discurso radiado el 4 de Noviembre de 1936, en Barcelona:


"Trabajadores de Cataluña: Me dirijo al pueblo catalán, a ese pueblo generoso que hace cuatro meses supo deshacer la barrera de los militarotes que querían someterle bajo sus botas. Os traigo un saludo de los hermanos y compañeros que luchan en el frente de Aragón a unos kilómetros de Zaragoza, y que están viendo las torres de la Pilarica.

A pesar de la amenaza que se cierne sobre Madrid, hay que tener presente que hay un pueblo en pie, y por nada del mundo se le hará retroceder. Resistiremos en el frente de Aragón, ante las hordas fascistas aragonesas, y nos dirigimos a los hermanos de Madrid para decirles que resistan, pues los milicianos de Cataluña sabrán cumplir con su deber, como cuando se lanzaron a las calles de Barcelona para aplastar al fascismo. No han de olvidar las organizaciones obreras cuál debe ser el deber imperioso de los momentos presentes. En el frente, como en las trincheras, hay un pensamiento, sólo un objetivo. Se mira fijo, se mira adelante, con el sólo propósito de aplastar al fascismo.
Pedimos al pueblo de Cataluña que se terminen las intrigas, las luchas intestinas; que os pongáis a la altura de las circunstancias; dejad las rencillas y la política y pensad en la guerra. El pueblo de Cataluña tiene el deber de corresponder a los esfuerzos de los que luchan en el frente. No tendrá más remedio que movilizarse todo el mundo; y que no crean que se han de movilizar siempre los mismos. Si los trabajadores de Cataluña han de asumir la responsabilidad de estar en el frente, ha llegado el momento de exigir del pueblo catalán el sacrificio también de los que viven en las ciudades. Es necesaria una movilización efectiva de todos los trabajadores de la retaguardia, porque los que ya estamos en el frente queremos saber con qué hombres contamos detrás de nosotros.

Me dirijo a las organizaciones y les pido que se dejen de rencillas y de zancadillas. Los del frente pedimos sinceridad, sobre todo a la Confederación Nacional del Trabajo y FAI. Pedimos a los dirigentes que sean sinceros. No es suficiente con que nos envíen cartas al frente alentándonos, y con que nos envíen ropa, comida y cartuchos y fusiles. Es necesario también darse cuenta de las circunstancias, prever el avenir. Esta guerra tiene todos los agravantes de la guerra moderna y está costando mucho a Cataluña. Se tienen que dar cuenta los dirigentes de que si esta guerra se prolonga mucho, hay que empezar por organizar la economía de Cataluña, hay que establecer un Código en el orden económico. No estoy dispuesto a escribir más cartas para que los compañeros o el hijo de un miliciano coma un trozo de pan o un vaso de leche más, mientras existen consejeros que no tienen tasa para comer y gastar. Nos dirigimos a la CNT-FAI para decirles que si como organización controlan la economía de Cataluña, deben organizarla como es debido. Y que no piense nadie ahora en aumentos de salarios y en reducciones de horas de trabajo. El deber de todos los trabajadores, especialmente los de la CNT es el de sacrificarse, el de trabajar lo que haga falta.

Si es verdad que se lucha por algo superior, os lo demostrarán los milicianos que se sonrojan cuando ven en la Prensa esas suscripciones a favor suyo, cuando ven esos pasquines pidiendo socorro para ellos. Los aviones fascistas nos tiran en sus visitas, diarios en los que pueden leerse listas de suscripciones para los que luchan, ni más ni menos que hacéis vosotros. Por esto tenemos que deciros que no somos pordioseros y, por lo tanto, no aceptamos la caridad bajo ningún concepto. El fascismo representa y es, en efecto, la desigualdad social, si no queréis que los que luchamos os confundamos a los de retaguardia con nuestros enemigos, cumplid con vuestro deber. La guerra que hacemos actualmente sirve para aplastar al enemigo en el frente, pero es éste el único: no. El enemigo es también aquel que se opone a las conquistas revolucionarias y que se encuentra entre nosotros, y al que aplastaremos igualmente.

Si queréis atajar el peligro, se debe formar un bloque de granito. La política es el arte de la zancadilla, el arte de vivir [como zánganos], y éste debe suplantarse por el arte del trabajo. Ha llegado el momento de invitar a las organizaciones sindicales y a los partidos políticos para que esto termine de una vez. En la retaguardia se ha de saber administrar. Los que estamos en el frente queremos detrás una responsabilidad y una garantía, y exigimos que sean las organizaciones las que velen por nuestras mujeres y nuestros hijos.

Si esa militarización decretada por la Generalidad es para meternos miedo y para imponernos una disciplina de hierro, se han equivocado. Vais equivocados consejeros, con el decreto de militarización de las milicias. Ya que habláis de disciplina de hierro, os digo que vengáis conmigo al frente. Allí estamos nosotros que no aceptamos ninguna disciplina, porque somos conscientes para cumplir con nuestro deber. Y veréis nuestro orden y nuestra organización. Después vendremos a Barcelona y os preguntaremos por vuestra disciplina, por vuestro orden y por vuestro control, que no tenéis.

Estad tranquilos. En el frente no hay ningún caos, ninguna indisciplina. Todos somos responsables y conocemos el tesoro que nos habéis confiado. Dormid tranquilos. Pero nosotros hemos salido de Cataluña confiándoos la Economía. Responsabilizaos, disciplinaos. No provoquemos, con nuestra incompetencia, después de esta guerra, otra guerra civil entre nosotros.
Si cada cual piensa en que su partido sea más potente para imponer su política, está equivocado, porque frente a la tiranía fascista sólo debemos oponer una fuerza, sólo debe existir una organización, con una disciplina única.

Por nada del mundo aquellos tiranos fascistas pasarán por donde estamos. Esta es la consigna del frente. A ellos les decimos: "¡No pasaréis!". Y a vosotros os corresponde gritar: ¡No pasarán!"