Durante la
tarde-noche del pasado viernes 13, Francia fue testigo de simultáneos ataques suicidas,
tiroteos y explosiones que ocasionaron, hasta el momento, 132 víctimas fatales
confirmadas y más de 300 heridos, de los cuales 80 aún se encuentran en grave
estado de salud.
Los ataques
ocurrieron por diferentes lugares y calles muy transitadas por la gente. Uno de
los edificios corresponde al restaurante Le Carillon, ubicado en el mismo barrio
general donde se hallan las oficinas de Charlie Hebdo, el semanario satírico
que fue atacado por extremistas islámicos en enero de este año, y cuyo atentado
ocasionó 12 muertos. En Le Carillon, el número de víctimas producto del último atentado
asciende a 11 como mínimo.
En el teatro
Le Bataclan durante el atardecer del viernes pasado, el público esperaba
disfrutar de un gran concierto de una banda de rock, sin embargo, en el ingreso
a la sala dos hombres armados asesinaron a, por lo menos, 15 personas. Una vez
adentro del teatro, los agresores tomaron de rehenes a centenares de personas,
lo que instó a la intervención de la policía y al inicio de un tiroteo. El saldo total de muertos en Le Bataclan es de no menos de 89
personas.
El tercer lugar
donde se desarrollaron los atentados fue el Stade de France, donde se disputaba
un amistoso de fútbol entre las selecciones de Francia y Alemania, aunque
precisamente los ataques no ocurrieron dentro del estadio sino en sus
alrededores.
Abdelhamid Abaaoud, presunto autor intelectual de los atentados. |
Nueve es el
número de hombres que participaron de la totalidad de los atentados. De éstos,
tres eran kamikazes que protagonizaron explosiones suicidas en las
inmediaciones del estadio de Francia en Saint Denis (precisamente en las
cercanías a las entradas del estadio), otros tres fueron abatidos por la
policía francesa en la sala de Le Bataclan, y tres hombres fueron quienes dispararon
a sangre fría contra bares y restaurantes del centro de París (uno de ellos,
identificado como Brahim Abdeslam, se inmoló frente a un restaurante de la cadena
McDonald’s).
De los dos
que quedaron prófugos, hoy la policía acribilló a Abdelhamid Abaaoud, un joven terrorista
belga-marroquí a quien determinaron como el “cerebro” de los ataques. El único
que queda prófugo es Salah Abdeslam (hermano de Brahim), tiene 26 años y es
sospechoso de haber ametrallado cafeterías y bares durante la trágica jornada
del 13.
Luego de la
consumación de los atentados, los siete agresores que murieron el viernes
fueron automáticamente definidos por la prensa como “terroristas que respondían
al Estado Islámico (EI)”, sin ningún tipo de investigación previa. En pocos
minutos, por la Web, las redes sociales y los medios de comunicación de todo el
mundo se comenzó a juzgar al islamismo radical como autor intelectual y ejecutante
de los atentados en Francia, intentando despejar cualquier idea de autoatentado
que, aunque pareciera una locura, en países poderosos que transitan por crisis
económicas, es una opción bastante atractiva para sus gobiernos.
Aquella
noche, la alcaldía de Paris señaló que los hechos contenían “altas probabilidades de tratarse de
Terrorismo”, mientras que el vicealcalde de París, Patríc Lujgman expresó
que fue “el peor (atentado) jamás
ocurrido” en la capital francesa.
Como
respuesta a los atentados en París, el presidente de Francia, François Hollande, quien
el viernes se encontraba en el Stade de France presenciando el partido amistoso
y fue evacuado por las explosiones, le declaró la “guerra a la milicia
terrorista” y aseguró que “Francia será
implacable” tras una reunión que tuvo con el primer ministro francés Manuel
Valls y el Titular de Interior, Bernard Cazeneuve. Paralelamente, se elevaron
al máximo las medidas de seguridad para evitar nuevos ataques terroristas y
garantizar un ambiente estable para los primeros días de diciembre, cuando
Francia sea la sede de la conferencia sobre el cambio climático.
François Hollande (centro). |
Horas
después de la ocurrencia de los ataques terroristas, el Estado Islámico se
adjudicó los atentados. Ésta esperable declaración significó el “inicio” de una
serie de bombardeos sobre Siria, que aún en este momento no cesan. Los muertos
en Siria se cuentan de a cientos por día y el número de civiles asesinados por
el ejército francés es, en cantidad, muy superior al de las bajas de ISIS. La
ciudad de Raqqa es el blanco principal de los aviones europeos, ya que es la
autodenominada capital del califato terrorista.
Aun no se
puede estimar una cantidad real de población siria asesinada “por efecto
colateral” de los bombardeos ni las pérdidas económicas ocasionadas, ya que el
ataque aún no ha concluido. Lejos de ello, Rusia se ha unido activamente a
Francia, quien ya contaba con el apoyo armamentístico de las dos organizaciones
terroristas más grandes, Estados Unidos y la OTAN.
Están
previstas nuevas ofensivas militares de Occidente contra el Estado Islámico
para los próximos días. En una guerra entre organizaciones y estados
terroristas, los que padecen las consecuencias y lloran a sus víctimas son las
poblaciones francesa, siria e islamista. Para los gobiernos imperialistas y las empresas
militares, la vida de los civiles vale menos que el petróleo, gas y los
millones que pueden llegar a obtener mediante la venta de armas para las guerras.
132 muertos en Francia. Pero el terrorismo imperialista ya ocasionó cientos de miles de muertos en Siria. |