Seguramente el título le haya resultado contradictorio. No hace falta reflexionar demasiado (o sí) al respecto, para comprender que está (o no) erróneo (en tal caso, ¿para quién?). Esto es dadaísmo. Nada de preguntas (o todas las que se le viene a la mente), porque las preguntas surgen por dudas (o viceversa), pero aquí pretendo explicar mínimamente de qué se trató este movimiento antiartístico pero artístico al mismo tiempo (sí, lo que ha leído). Un arte antiarte, reflejado como un antiarte hecho arte.
Si se entendió aquel primer párrafo, pues no logré mi cometido de invocar el espíritu dadaísta en el mismo. Si no se entendió, quizás tampoco lo he logrado. O quizás siempre se lo logre, o nunca ha sido posible en los miles de años de existencia. Porque al final, el Dadaísmo queda al pensamiento espontáneo de cada persona. Cada persona, un artista dadaísta.
La Primera Guerra Mundial generó millones de refugiados que
se exportaron hacia todo el mundo. Entre ellos, hubo miles de artistas que sentían
rechazo hacia el conflicto bélico y criticaban el orden establecido hasta
entonces, que en definitiva había sido el máximo responsable. Suiza representó
un refugio para muchos de aquellos artistas del expresionismo alemán, del futurismo
italiano y del cubismo francés que emigraban de sus países por estar estos en
plena guerra. Gracias a este reciclaje de artes varias se comprende el porqué de
Suiza como cuna de una de las vanguardias artísticas nacidas del shock post-Gran
Guerra, el Dadaísmo.
En 1916 el director de teatro Hugo Ball dio origen a una vanguardia
artística practicada principalmente por jóvenes intelectuales que, estética y
éticamente, trató de interpretar el significado de la Primera Guerra Mundial (sus
causas, contexto y consecuencias), conflicto internacional que habría destruido
por fin las esperanzas y confiabilidad que las personas europeas habían
depositado en la sociedad burguesa, idealizada por pensadores desde siglos
anteriores. En las obras dadaístas es muy posible el hallazgo de respuestas implícitas
o indicios, desde una perspectiva negativa, de la visión de la muerte y al sentido
macabro con que se perfiló el enfrentamiento bélico.Revista Dada |
Se llegó a publicar un volante publicitario del nuevo arte titulado “Cabaret Voltaire”, donde se incluyeron
intervenciones de grandes artistas de otras corrientes como Apollinaire o Pablo
Picasso. Año más tarde, en 1917, se inauguró la Galería Dadá. La difusión de la corriente
dadaísta estuvo a cargo de la publicación de la revista Dada, que permitió
extender las ideas por Berlín, Ámsterdam, París, el resto de Europa y Nueva York. El primer número
de este órgano difusor salió en Julio de 1917.
Fragmento del "Manifiesto Dadaísta"
“La palabra Dada
simboliza la más primitiva relación con la realidad circulante, con el dadaísmo
adquiere carta de naturaleza una nueva realidad. La vida aparece como una simultánea confusión
de ruidos, colores y ritmos espirituales, que es asumida impertérritonante en
el arte dadaísta con todos los sensacionales gritos y fiebres de su osada
psique cotidiana y en la totalidad de su realidad brutal. Aquí se encuentra la precisa encrucijada que
deslinda el dadaísmo de todas las tendencias del arte hasta ahora existentes,
sobre todo, del Futurismo, últimamente entendido por unos mentecatos como una
nueva edición de la realización impresionista. El dadaísmo, por primera vez, no
se enfrenta ya a la vida desde un mero punto de vista estético, haciendo
desintegrar en sus elementos todos los grandes tópicos relativos a la ética, a
la cultura y a la intimidad, que tan sólo vienen a significar una cobertura
para músculos endebles.
La palabra Dada hace a
la vez referencia a la internacionalidad del movimiento, que no se considera
limitado por fronteras, religiones ni profesiones. Dada constituye la expresión
internacional de esta época, la gran alegría de los movimientos artísticos, del
reflejo artístico de todas esas ofensivas, de congresos pacifistas, peleas en
la plaza del mercado, cenas en el Esplanade, etc, etc. Dada se propone poner en movimiento el nuevo
material de la pintura.
Dada es un CLUB
fundado en Berlín, en el que se puede ingresar sin asumir ninguna clase de
compromisos. Aquí todos son presidentes
y todos pueden emitir su opinión en lo que concierne a cuestiones del arte. Dada no significa un pretexto para alimentar
la ambición de algunos literatos (como de buena gana querrían hacer creer
nuestros adversarios). Dada es una
índole muy especial del intelecto, que puede revelarse en cualquier
conversación, de manera que se deba decir: Este es un DADAÍSTA, aquel no; el Club
Dada cuenta por ende, con miembros de todos los continentes de la tierra, en
Honolulu al igual que en Nueva Orleans y en Meseritz. En ciertas circunstancias, ser dadaísta puede
significar ser más comerciante, más hombre de partido que artista, ser artista
sólo casualmente. Ser dadaísta significa
dejarse lanzar por las cosas, estar en contra de cualquier sedimentación, estar
sentado en un momento en una silla; significa haber puesto la vida en peligro
(Mr. Wengs sacó ya el revólver del bolsillo).
Entre las manos se desgarra un tejido, bajo cuerda se afirma una vida
que pretende enaltecer mediante la negación.
Decir sí - decir no: el impresionante escamoteo de la existencia
estimula los nervios del auténtico dadaísta - así se encuentra, así caza, así
anda en bicicleta -, medio Pantagruel, medio San Francisco, riendo y riendo sin
cesar. ¡Contra la actitud
estético-ética! ¡Contra la anémica abstracción del expresionismo! ¡Contra las
teorías reformadoras de los literatos majaderos! Por el dadaísmo en la palabra y en la imagen,
por la acción dadaísta en todo el mundo.
¡Estar en contra de este manifiesto significa ser un dadaísta!”
DADÁ
Casi un siglo después de que haya sido creado el nombre para la vanguardia, aun no se sabe el verdadero significado de la palabra “Dadá”. Hans Arp en 1921 declaró que “Tristán Tzara encontró la palabra ‘dadá’ el 8 de febrero de 1916 a las seis de la tarde. [...] Estoy convencido de que esta palabra no tiene ninguna importancia y que solo los imbéciles pueden interesarse por los datos. Lo que a nosotros nos interesaba es el espíritu dadaísta, y todos nosotros éramos dadaístas antes de la existencia del Dadaísmo. Por su parte, Tristán Tzara definió a la palabra con muchas connotaciones: “Dadá no significa nada. Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder su tiempo con una palabra que no significa nada [...] Por los periódicos sabemos que los negros kru llaman dadá al rabo de la vaca sagrada. El cubo y la madre en cierta comarca de Italia reciben el nombre de dadá. Un caballo de madera en francés, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en rumano: dadá”. El objetivo concreto fue restarle interés al nombre para, en cambio, exaltarlo en la producción artística del movimiento, bajo sus principios (que quedaban bajo la determinación de cada artista, o sea, cada persona).
Permanentemente se buscó construir una ética superior a la burguesa, con tendencia amoral y nihilista, que burlara los cánones de la sociedad desigual y racista que había generado la muerte de millones de personas. Tuvo una clara intención de destruir todos los códigos, la formalidad y cada uno de los sistemas establecidos y aceptados en el mundo del arte. Por eso el Dadaísmo fue un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético, ya que cuestionó incondicionalmente la existencia del arte, la literatura y la poesía.
El arte Dadá no sólo se aplicaba a la expresión artística, sino que se establecía como un modelo de vida contrario a todas las formas tradicionales de coexistencias familiar o social. Presumía de ser una ideología sumamente innovadora, influenciada por el pensamiento nietzscheano, que emprendía aires de cambio en sus exponentes y simpatizantes. Para ella era valorable lo espontáneo y se solía recurrir a lo absurdo, contradictorio o caótico para expresar sentimientos o estados. La imperfección y las anormalidades eran aceptadas, mientras la perfección junto a la belleza y la universalidad dignas de ser negadas. La lógica no existe para el Dadaísmo.
Cómo hacer un poema dadaísta, por Tristán Tzara. (Éstas
instrucciones fueron recopiladas en 1924 en el texto “Siete manifiestos dadá, ‘Dadá
manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo’”)
Coja un periódico
Coja unas tijeras
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta
darle a su poema
Recorte el artículo
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que
forman el artículo y métalas en una bolsa
Agítela suavemente
Ahora saque cada recorte uno tras otro
Copie concienzudamente
En el orden en que hayan salido de la bolsa
El poema se parecerá a usted
Y es usted un escritor infinitamente original y de una
sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo.