“Quisiera que no fuese la fuerza de la repetición la que produzca que esta jornada pase como una más”; así se iniciaba el recorrido de la tan expresiva carta que recibimos las y los estudiantes de la Provincia de Buenos Aires, escrita por la Directora General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Nora De Lucía.
Fue el 16 de septiembre de 1976 que el batallón 601 de las fuerzas armadas en conjunto con la policía bonaerense, irrumpieron en las casas de varios estudiantes secundarios de La Plata, para luego aprehenderlos. Siendo parte de un plan sistemático que tenía como objetivos reprimir, secuestrar y desaparecer a toda una generación que se planteaba un cambio revolucionario de la sociedad. Fue ese mismo monstruo que sustrajo bebés, trabajadores combativos, docentes, estudiantes. Sí, el mismo que se llevó a miles de estudiantes; y en Memoria a ellos, chocan las palabras vacías de Nora de Lucía.
Una carta con alentadoras palabras, que sirvió para tapar
circunstancialmente todos los problemas de infraestructura, inversión y calidad
de un sistema educativo que se encuentra seriamente deteriorado, avalado por
los gobiernos provincial y nacional. Las estudiantes y los estudiantes
conocemos claramente las condiciones en las que se encuentran los
establecimientos a los cuales acudimos y, en pocas palabras, representan nuestra
segunda casa, y por eso luchamos día a día en defensa de la educación pública.
Nora de Lucía, que posee un sueldo de unos 50 mil pesos
mensuales y, que en pocos días de su vida podría gastar lo que tiene a su
alcance un docente por un mes de agobiante trabajo, permanentemente toma una
postura contraria a la que plantea la comunidad educativa, desprestigiando la
defensa de la educación pública y atacando la lucha y organización de las
estudiantes y los estudiantes junto a los docentes. La Directora General de
Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires no tiene nada que ver con
aquella generación mártir que luchó en la década de 1970.Esa herida sólo será curada retomando el camino de lucha de aquella generación de jóvenes. Por ello, para las estudiantes y los estudiantes nuestra meta debe consistir en la lucha por una sociedad sin explotación, luchar por todo lo que lucharon aquellos jóvenes; porque una buena nota no es suficiente. Sea cual sea nuestra ideología, por respeto y en Memoria de aquellos jóvenes debemos reivindicarlos, en los colegios, en nuestras casas, en los barrios; luchar por un mundo mejor. Ganarle a la pereza, la cual muchas veces nos lleva a transitar días tan significativos como éste, como un día más del calendario, sólo con la diferencia de tratarse de un día de efemérides, pero que en realidad, no pasa de una simple conmemoración a algo o alguien.
Para las estudiantes y los estudiantes, la conmemoración del 16 de septiembre, debe ser nuestro legado, nuestra responsabilidad, nuestra obligación. Seguir levantando las banderas del cambio revolucionario, de la mano de la lucha por nuestros derechos, y reivindicando a todos los que, como nosotros hoy en día, tenían 13, 16, 18, 21 años y pretendían construir un mundo mejor. Por todo ello, debemos luchar por nuestros derechos, por una educación pública laica, gratuita y de calidad, por mayor presupuesto para la salud y la educación, junto a los trabajadores para que no haya nunca más familias en la calle... Porque de eso se trata la lucha por el cambio, y no debe ser representada solamente por bonitas palabras.
Estudiantes desaparecidos por las fuerzas represivas, la noche ("de los lápices") del día 16 de septiembre de 1976. |
Fuente original del artículo (Por Gonzalo Rosales): http://laizquierdadiario.com/16-de-septiembre-herida-abierta-en-la-juventud-estudiantil-argentina