Dmitrov, 21 de diciembre de
1920.
Respetable Vladimir Illich:
Ha aparecido la noticia, en
los diarios Izvestia y Pravda que da a conocer la decisión del gobierno
soviético de tomar como rehenes a algunos miembros de los grupos de Savinkov y
Cherkov del partido socialdemócrata, del centro táctico nacionalista de los
guardias blancos, y a oficiales de Wrangel, para que, en caso de que sea
cometido un intento de asesinato contra 108 líderes de los soviets, sean
"exterminados sin piedad" tales rehenes.
¿Es que realmente no hay
nadie cerca de usted que recuerde a sus camaradas y les persuada de que tales
medidas representan un retorno al peor perfodo de la Edad Media y de las
guerras religiosas, y es totalmente decepcionante de gente que se ha echado a cuestas
la creación de la sociedad en consonancia con los principios comunistas?
Cualquier persona que ame el futuro del comunismo no puede lanzarse a lograrlo
con tales medidas.
¿Es posible que nadie le
haya explicado lo que realmente es un rehén? Un rehén es aprisionado no por
castigo a algún crimen. Es detenido para chantajear al enemigo con su muerte.
"Si ustedes matan a uno de los nuestros, nosotros mataremos a uno de los
suyos". Pero, ¿no es esto la misma cosa que conducir al prisionero cada
mañana hasta el cadalso y regresarlo a la celda, diciéndole: "Espera un
poco más, todavía no"?
¿Y no comprenden sus
camaradas que esto es equivalente a una restauración de la tortura para los
rehenes y sus familias?
Espero que nadie me diga que
la gente en el poder se interesa tan poco por las vidas. Hoy en cita aún entre
los reyes hay algunas personas que contemplan la posibilidad del asesinato como
una "ocupación azarosa". Y los revolucionarios, por su lado, asumen
la responsabilidad de defenderse a sí mismos ante las Cortes que atentan contra
su vida. Luisa Michel eligió este camino. O rechazan el juicio y son perseguidos,
como Malatesta y Voltairine de Cleyre.
Aún los reyes y los papas
han rechazado tan bárbaro método de autodefensa como lo es el de tomar rehenes.
¡Cómo pueden los apóstoles de una nueva vida, y los arquitectos de un nuevo
orden social dotarse de tales medios de defensa contra sus enemigos! ¿Tendrá que
considerarse esto como un signo de que ustedes consideran su experimento
comunista fallido y que no están salvando tanto a ese sistema tan querido para
ustedes, sino salvándose ustedes mismos?
¿No se dan cuenta sus
camaradas de que ustedes, comunistas, a pesar de los errores que hayan cometido
están trabajando para el futuro, y que por lo mismo, no debían realizar su
trabajo en forma tan cercana a lo que fue el terror primitivo? Ustedes deberían
saber que precisamente estos actos, realizados por revolucionarios en el
pasado, han hecho de las nuevas realizaciones comunistas algo tan difícil de lograr.
Pienso que deben tomar en
cuenta que el futuro del comunismo es más precioso que sus propias vidas. Y me
alegraría que con sus reflexiones renuncien a este tipo de medidas.
Con todo y estas muy serias
deficiencias, la revolución de Octubre ha traído un enorme progreso. Ha
demostrado que la revolución social no es imposible, cosa que la gente de
Europa Occidental ya habla empezado a pensar, y que a pesar de sus defectos
está trayendo algún progreso en dirección a la igualdad.
¿Por qué entonces golpear a
la revolución empujándola a un camino que la lleva a su destrucción, sobre todo
por defectos que no son inherentes al socialismo o al comunismo, sino que
representa la sobrevivencia del viejo orden y de los antiguos efectos
destructivos de la omnívora autoridad ilimitada?
Con camaradería y afecto.
Piotr Kropotkin