La mutilación genital femenina (MGF), técnicamente definida como “ablación de clítoris”, es la eliminación parcial o total de los órganos genitales de la mujer, principalmente del clítoris. El objetivo consiste en la pérdida del placer sexual, que neciamente es comprendido como un acto desagradable para muchas culturas machistas y religiones, las entidades más conservadoras del mundo.
Pese a que la MGF hoy es considerada una violación a los
derechos humanos de las mujeres y niñas, en muchos países aún se desarrolla. Sin
ir más lejos, en regiones dominadas por la cultura extremadamente patriarcal
del Islam, el porcentaje de mujeres cuyos órganos sexuales fueron mutilados
supera el 70% del total. Uno de esos países es Gambia, ubicado en la región noroeste de África.
Caso de
Gambia
Según la UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia)
aproximadamente el 75% de las mujeres gambianas que viven en la actualidad fueron
presionadas, sometidas y obligadas a realizarse la mutilación genital. Otros
datos confirman que, luego de la extirpación del clítoris, se les suele aplicar
una riesgosa costura en labios vaginales para así evitar que desarrollen
placer en el sexo.
El 25 de Noviembre de este año el presidente de Gambia,
Yahya Jammeh, decretó la prohibición de la mutilación genital femenina. Jammeh expresó:
“La circuncisión femenina queda prohibida
en Gambia, desde Kartong hasta Konia. Durante 21 años he estado buscando en el Corán
y consultando a lideres religiosos si la circuncisión femenina es mencionada en
el Corán, pero no la encontré ahí”. Sucesivamente remarcó que desde 1994 ve
a mujeres morir por fístulas, mala praxis o cáncer cervical, por lo que a
partir de ahora se penalizará ésta tradicional práctica. No obstante, todavía no se reglamentó legalmente la prohibición de ésta aberrante costumbre.
Sin embargo, el presidente no actuó en base a sus principios
morales para proclamar esta conquista de las mujeres de aquel país. La campaña
para ponerle fin a la mutilación genital femenina se inicio hace meses mediante
el Comité de Gambia para las Practicas Tradicionales, y fue promovida por 158
mujeres que habían sido sometidas a esta negación rotunda de sus derechos
sexuales.
En mayo de 2015 el Comité había instado a la Asamblea Nacional
a evitar el silencio, presentar voluntad política para con el pueblo, recibir
las demandas y, tras ello, responder positivamente a los reclamos de los jefes
y comunidades locales quienes pedían la prohibición permanente de la circuncisión en niñas y mujeres a lo largo y ancho del territorio de Gambia. El reclamo encontró en el presidente del país, la voluntad política necesaria para que se dé inicio al cambio de vida en la población femenina oprimida.
Este año está llegando a su fin. La mutilación genital
femenina en Gambia también está llegando a su fin. Luego de siglos de humillación,
muerte y falta de decisión sobre sus propios cuerpos, las millones de mujeres
de aquel país africano podrán experimentar el placer de tener voz. Tener voz
para no callar y tener voz para que sus cuerpos hablen por ellas. Libertad para
decidir, libertad para gozar y libertad para morir, pero de placer. Las mujeres en su totalidad íntegra siempre primero, mucho luego las culturas y religiones.
La mutilación genital femenina es una violación a los derechos sexuales de la mujer. |